Mary Luz Peláez Peláez

Como jardineña quiero expresar el sentir de muchos jardineños, que, como yo, asistimos a este momento histórico de la recuperación del patrimonio y la memoria cultural local, regional y por qué no del país entero.

Aprendimos a amar y a identificarnos con este espacio desde la niñez, cuando fuimos atentos espectadores de las veladas, obras de teatro y eventos que nuestros mayores pensaban, creaban y realizaban, para el conocimiento y desarrollo de una imaginación soñadora y mágica….

El mundo exterior lo vimos por primera vez en el cine mejicano, el oeste de Norteamérica, y lloramos con las películas de los cantantes de la época y sufrimos casi en vivo con la pasión de Cristo en las épocas de la Semana Santa.

Independiente de cualquier concepción ideológica, política o estética que se tenga, quiero manifestar que hoy con asombro, asistimos a una resurrección no después del tercer día…. sino después de muchos años de soledad, abandono y olvido.

¿Cómo responder al por qué se llegó al estado de deterioro de un sitio vivo en la cotidianidad de la vivencia de una comunidad…? ¿Qué dirán o pensarán las administraciones municipales, las entidades responsables de la conservación del patrimonio cultural y la comunidad misma?

Serían infinitas las respuestas, inculpaciones y argumentaciones. Pero entre los intentos de rescatar nuestro bello Teatro, vale destacar la labor que inició Víctor Fernando Rendón Jaramillo, personero municipal en el año 1997, cuando creó la Corporación Cultural de Jardín, cuyo principal objetivo fue recuperar el Teatro Municipal para los habitantes de Jardín. A lo largo de la vida de esta institución, sus miembros, jardineños y no jardineños que quieren a Jardín, han aportado su esfuerzo, para que hoy este espacio vuelva a tener un significado vivo y real….

Hoy, sí es el momento para responder y asignar responsabilidades….

Debemos generar nuevamente un espacio de identidad y apropiación para las generaciones actuales y futuras.

Debemos garantizar en forma permanente el mantenimiento y buen estado físico de la construcción.

Y lo más importante. Debemos llenar el Teatro cotidianamente de vida cultural, para la convivencia, la paz y el desarrollo social pleno de la comunidad.

¿Quiénes? ¿Cómo? ¿Con qué recursos técnicos, económicos y humanos?

Para responder y actuar en consecuencia, somos responsables todos.

No es admisible repetir la historia de los malos tiempos…. los buenos tiempos nos enseñan que los sueños son posibles…. Aprendamos de nuestros líderes cívicos su ejemplo, tenacidad y emprendimiento….

Hoy quiero agradecer a la vida esta oportunidad de volver a ver este mágico teatro como en otras bellas épocas. Como decía García Márquez, poder vivir para contarlo.

Gracias…. Gracias.